2.4 De la teoría a la práctica: claves para el diseño de las acciones para la igualdad, no discriminación y erradicación de la violencia de género

Como se deduce de la revisión de los conceptos, la igualdad de género es una aspiración de justicia que entraña la eliminación de la discriminación como una condición consustancial e inherente al diseño y aplicación misma de las políticas orientadas al logro de este objetivo. En este mismo sentido, la prevención y atención de la violencia es indispensable en tanto se ha reconocido que la misma es una forma extrema que lesiona los derechos humanos de las mujeres y mientras siga existiendo la igualdad será inalcanzable.

Ahora bien, desde el punto de vista que nos preocupa, al definir las acciones para la igualdad, la no discriminación y la erradicación de la violencia de género, es importante tener claro algunas claves o premisas metodológicas que se desprenden de la revisión teórica hecha hasta el momento y que contribuirán a perfilar resultados estratégicos:

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La igualdad consiste en garantizar iguales condiciones de trato y oportunidades a mujeres y hombres, sin embargo, ello no significa que se deben aplicar las mismas políticas para los mismos grupos de mujeres y de hombres. La diferenciación de estas acciones responde al principio de equidad e implican la identificación de las brechas de desigualdad que serán abordadas y el plazo que implicará reducir su existencia.


Las acciones de igualdad deben buscar atender el sustrato cultural de las desigualdades, pues en ella se asientan la fuerza que legitima dinámicas discriminatorias y justifica la violencia, en sus múltiples expresiones. El trabajo sobre estos aspectos culturales pasa necesariamente por trastocar los estereotipos tradicionales que subyacen así como los discursos de género. Incluir estos aspectos culturales son fundamentales al momento de diseñar acciones preventivas de la violencia o acciones que combatan la discriminación, especialmente la directa que se basa principalmente en la estigmatización de características físicas, sociales o culturales de ciertos grupos sociales. Asimismo, la revisión de los aspectos culturales puede llevar a establecer estrategias discursivas diferenciadas para mujeres y hombres a fin de hacer más claro y directo los mensajes de ciertas políticas. Uno de los ejemplos clásicos de esta última idea corresponde al caso de la política de salud preventiva de la Diabetes Mellitus que implementa la Secretaría de Salud y que recurre, para movilizar a la acción y al movimiento, a incentivar la participación en actividades recreativas o deportivas asociadas al género. Para conocer a detalle esta experiencia reconocida por la OMS como una práctica exitosa, da clic aquí.

Ahora bien, trabajar los aspectos culturales no es suficiente para lograr la igualdad de oportunidades y de trato. En relación a la primera, es importante modificar la capacidad de las mujeres para acceder a diferentes oportunidades, recursos o decisiones, tales como la educación, la salud, el crédito, la propiedad, el trabajo, redes de colaboración o formación, participar en decisiones sobre la comunidad, sobre sí mismas, ejercer libertades o tener el control de su propio tiempo. Para ello, las políticas de igualdad se pueden traducir en “acciones afirmativas” que modifiquen reglas de operación de programas sociales, que garanticen cuotas de acceso de las mujeres al crédito, a los alimentos, a las becas, a los puestos de representación política, que promuevan su asociación y organización, su autonomía y el cambio en las relaciones de poder y de decisión en sus diferentes contextos, etcétera. La igualdad de oportunidades también puede conducir a que se elaboren nuevos programas y no solo introducir acciones afirmativas a los ya existentes.

En relación a la igualdad de trato, las acciones directamente se relacionan con la discriminación ya que ellas buscarían eliminar aquellas condiciones, incluidas reglas, normas, prácticas y todo aquello que discrimine por motivos de sexo a las personas para acceder al ejercicio de derechos, oportunidades, bienes, servicios o recursos.






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