Los conceptos que los movimientos de mujeres usaron para referirse a la violencia han variado con los años. Durante la década de los ochenta se la relacionó centralmente con la violación y se hablaba de violencia sexual. Posteriormente, se reconoció que se trataba un delito que también se manifestaba en el hogar y devino entonces el calificativo de violencia doméstica o violencia intrafamiliar. Dentro de esta denominación hay quienes consideraron que en realidad aunque la misma ocurría en el seno de los hogares, se trata de una expresión de la violencia conyugal ya que sus perpetradores eran principalmente las parejas convivientes. Sin embargo, los datos y las evidencias pronto mostraron que este fenómeno también se hacía presente en las calles, en las oficinas, las escuelas y el transporte público se comprendió que se trataba de hechos basados en las estructuras de las relaciones sociales entre mujeres y hombres y por lo tanto, se le empezó a llamar: violencia de género o violencia basada en el género. Cada uno de los nombres da cuenta de un discurso y de una forma de aproximarse y comprender la dinámica y los escenarios de la violencia. Las leyes han sistematizado las características de estos tipos.