Como vimos al inicio de esta unidad al revisar la experiencia desarrollada en nuestro país, se puede observar que los presupuestos públicos con perspectiva de género son herramientas aún en construcción y han dado lugar a dos importantes estrategias que son:
Dos estrategias para un mismo finLa etiquetación del gasto hacia mujeres consiste en identificar y garantizar la asignación de recursos presupuestarios para actividades específicas en los distintos programas públicos. Esta estrategia se ha cristalizado en un capítulo especial en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) en el que se indican las obligaciones del Ejecutivo Federal (y de los Poderes Legislativo y Judicial) para impulsar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres a través de la inclusión de la perspectiva de género en el diseño, elaboración, aplicación, seguimiento y evaluación de los programas con recurso etiquetado del Anexo 12. La etiquetación de recursos en nuestro país se realiza desde mediados de los noventa y recientemente la cantidad de recursos asignados año con año es creciente, aunque el total del monto asignado para la igualdad representa apenas el 0.36% de la asignación global del gasto público: ![]() Como se indicó, el objetivo de esta estrategia es engrosar los recursos públicos para fortalecer la implementación de acciones para la igualdad de género. Entre estas acciones se destacan aquellas que buscan transversalizar la perspectiva de género, prevenir la discriminación, capacitar y sensibilizar a los y las servidores públicos así como promover acciones afirmativas que garanticen el ejercicio de los derechos civiles, económicos, sociales y políticos de las mujeres. Las principales acciones se han realizado en materia de salud sexual y materna, proyectos productivos, la prevención y el tratamiento de la violencia basada en el género y programas educativos orientados a promover la equidad en la escuela. En la siguiente liga puedes visualizar la relación de programas incluidos en el Anexo 12. La evaluación de los resultados de esta estrategia llevó a las actoras involucradas en la promoción de los presupuestos públicos, a reconocer que no bastaba con etiquetar recursos. Hacía falta incidir en todo el proceso, en la planeación de las acciones y programas, la implementación y la evaluación. Por ello, se propuso la idea de "transversalizar la perspectiva de género" en las fases que conllevan a la elaboración y ejecución de los presupuestos públicos. El concepto de "transversalidad" como su nombre lo refiere, indica la modificación de aspectos clave en las fases que conforman el ciclo presupuestario. El supuesto básico de estas modificaciones, puntuales pero estratégicas, es que el resultado global de la planeación y presupuestación se modifique. En términos concretos, con estas modificaciones se espera no sólo que el anteproyecto de presupuestos que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público debe enviar a la Cámara de Diputados y Diputadas integre acciones para la igualdad entre mujeres y hombres sino que a través de su ejecución y evaluación se pueda dar cuenta de los resultados y del impacto que las acciones públicas tendrán para para la igualdad de género. Como ya vimos, en nuestro país, estas fases son: ![]() Cabe señalar que esta estrategia trata de garantizar que la perspectiva de género “atraviese” y forme parte del trabajo que se realiza en todas las instituciones y dependencias de la administración pública federal para que los programas anuales de resultados (PAR) se diseñen, ejecuten y evalúen considerando la igualdad y las relaciones entre mujeres y hombres. Esta visión holística, teóricamente, supera las limitaciones que la etiquetación del gasto hacia mujeres ha tenido, en tanto sus propósitos han estado centrados en incorporar acciones específicas para mujeres. Como bien lo afirma Diane Elson*- no se trata de proponer la elaboración por separado de presupuestos para mujeres, de asignar 50% de los recursos para mujeres y el otro 50% para los hombres sino de tener una visión integral que contemple la modificación de los equilibrios de poder entre mujeres y hombres. Tal como lo proponen las reformas que a continuación vamos a revisar y que resultan de gran relevancia porque son un ejemplo de la estrategia de transversalidad de género. En síntesis, en tanto la etiquetación del gasto, como la transversalidad de la perspectiva de género son estrategias que tienen la finalidad de garantizar que los recursos públicos sean asignados con “conciencia” del impacto que buscan tener en la vida de las mujeres y en la promoción de relaciones de género igualitarias y libres de violencia. Ambas propuestas han tenido continuidad y hasta ahora han concentrado la mayor parte de los esfuerzos realizados desde diferentes ámbitos. Diane Elson es profesora de sociología de la Universidad de Essex en Gran Bretaña. Actualmente modera el Grupo Presupuestal de las Mujeres en Gran Bretaña (www.forum.awid.org)
Derivado de lo anterior, hay quiénes piensan que estos enfoques excluyen a los hombres del cambio y por lo tanto, las acciones que se implementan alcanzan resultados parciales. Este tema ha dado lugar a importantes debates sobre qué tipo de políticas deben aplicarse hacia los hombres y si esto significa la reducción del presupuesto destinado a las mujeres. A todo ello, se añade el hecho de que asignar un presupuesto etiquetado no garantiza que existe la capacidad o la visión en la unidad responsable de dicho recurso para diseñar y planear acciones orientadas a fomentar la participación de las mujeres y reducir las desigualdades de género en el marco de un determinado programa. ![]() Finalmente, la última crítica que se ha planteado a la etiquetación del gasto es que las acciones que se han aplicado en cada programa tienden a ser muy específicas y por lo tanto, ellas no modifican el diseño del programa mismo. Para que esto ocurra se debería replantear la matriz del marco lógico con que se diseñaron los programas, para que las soluciones que se implementen respondan a las formas de estructurar el árbol de problemas. Asimismo hay críticas que giran en torno al uso del enfoque de género desde el cual se han implementado las acciones etiquetadas en el Anexo 12. Un elemento clave para valorar la pertinencia de este enfoque refiere a la forma como estas acciones se plantean modificar el papel de mujeres y hombres en la construcción pero sobretodo, en la reproducción de las desigualdades. Instrucciones: Da clic en la imagen para ver la presentación
Fuente: Dirección de Capacitación y Profesionalización - Inmujeres |
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