UNIDAD 3
¿Qué acciones diseñar para incidir en las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres?

3.2 Antecedentes de enfoques de las políticas para la igualdad

3.2.1 El abordaje de la igualdad desde distintas perspectivas

En el marco del desarrollo, los países integrantes del Sistema de Naciones Unidades han implementado políticas y acciones públicas. Éstas han experimentado una constante evolución de sus enfoques y aunque existen distintas clasificaciones y análisis de éstos no es objeto de este curso abordarlos y profundizar sobre ellos. En este curso destacaremos los enfoques referidos en la normatividad nacional ejemplificando el tipo de acciones a las que podrían dar lugar. Estos son:

  • Igualdad jurídica
  • Igualdad de oportunidades: igualdad de trato, acciones afirmativas y acciones de género
  • La transversalidad e institucionalización del género


Es necesario tener presente que los mismos han sido resultado de los debates y perspectivas adoptadas sobre la definición misma de la igualdad, la cual ha inclinando la balanza de la justicia hacia diferentes direcciones.

 

Igualdad Jurídica

Descripción

Este enfoque busca garantizar el mismo tratamiento jurídico para las mujeres y los hombres en los derechos contemplados en las normas escritas.

Acciones

Es primordial identificar toda disposición en códigos o leyes que atente contra los derechos plasmados en instrumentos internacionales como la CEDAW para eliminarlos y promover la garantía al respeto y pleno ejercicio de los derechos humanos de las mujeres. Una parte importante y estratégica de esta agenda de la igualdad jurídica es la armonización normativa y la homologación para que toda norma en el país guarde congruencia con los tipos y medidas establecidas en los acuerdos internacionales. La derogación, reforma o reforma o creación de normas escritas son acciones por excelencia que se incluyen bajo este enfoque.

Igualdad de oportunidades

El inicio de las políticas de igualdad de oportunidades para combatir la discriminación de las mujeres se localiza en los años 80, cuando, en el marco del enfoque GED se identificó la necesidad de incidir en el contexto de las relaciones de género para desactivar aquellas condiciones que reproducen las desigualdades e impiden que las mujeres no accedan a los recursos económicos y de poder en la misma proporción que lo hacen los hombres.

Este enfoque dio lugar al desarrollo de los primeros planes de igualdad que contenían un compendio de acciones que incluían: las reformas legales, la promoción de la educación, la salud, el acceso de las mujeres a la tierra, la vivienda, el crédito y el mercado laboral.

Tres herramientas de política han sido parte de este enfoque: la igualdad de trato, las acciones afirmativas y las de género.

Descripción

La frontera entre las acciones para la igualdad de trato y de oportunidades es muy sutil pues ambas buscan eliminar las condiciones que discrimina a las mujeres del goce de sus derechos.

 

Por ello, estas acciones son punta de lanza de la lucha contra la discriminación tanto en la vida pública como en la privada.

Acciones

Algunas acciones para la igualdad de trato pueden consistir en reformas a la ley para hacer explícitos los mismos derechos humanos y de ciudadanía, así como la derogación y eliminación de cualquier disposición violatoria a los mismos.

 

Este tipo de acciones garantizan el trato igualitario en la selección de personal para el trabajo, concursos, becas mediante la evaluación de currículums ciegos que no revelen el sexo o la edad de las persona candidatas. En este tenor, toda acción que busque combatir la discriminación directa o indirecta debe redundar en el trato igualitario.


Trabajo remunerado con igualdad y sin discriminación
Las diferencias en las oportunidades que tienen mujeres y hombres para acceder al trabajo remunerado se reflejan en las tasas de participación y se acentúan en la desigualdad salarial por los mismos trabajos aun cuando las mujeres lleguen a tener más formación profesional, la segregación ocupacional vertical y horizontal, la ausencia de acciones que promuevan la corresponsabilidad y conciliación de las tareas laborales y familiares, las pruebas de ingravidez como requisito para ingresar o permanecer en un trabajo, el acoso y hostigamiento sexual que frena la trayectoria laboral de las mujeres, la menor seguridad social, entre otras. Romper estas barreras es fundamental para garantizar que el porcentaje de mujeres (42%) de la población económicamente activa satisfaga a plenitud su derecho al trabajo decente.


Descripción

Son acciones esencialmente de equidad porque dan un trato preferencial en el acceso o distribución de derechos, recursos, oportunidades, servicios o bienes a los distintos grupos sociales que han sufrido discriminación, como el caso de las mujeres. Su objeto es mejorar la calidad de vida de estos grupos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y así, compensarlos por los efectos negativos que los prejuicios y la discriminación han tenido sobre sus derechos y el desarrollo de su potencial y libertades. Una cualidad de las acciones afirmativas es su carácter compensatorio y temporal ya que son vigentes hasta que la brecha, desventaja o afectación ha sido superada.

 

La paridad es una modalidad de acción afirmativa que presupone la introducción de la identidad sexual en la definición de la persona legal, exigiendo un rango jurídico igual para las mujeres y hombres en todos los ámbitos. Este principio legal de paridad obliga a los poderes públicos a tomar medidas para que exista una participación igualitaria en todas las instituciones políticas, sociales, administrativas y judiciales y tiene dos formas principales de aplicación:

  1. como acción positiva para que ambos sexos tengan la misma representación en todas las actividades, especialmente en los puestos y cargos políticos. Por ejemplo establecer que ningún sexo tenga más del 40 por ciento de los cargos o, en su versión más radical, establecer una distribución de cargos de 50 y 50 por ciento, y
  2. como fórmula para promover una ciudadanía generizada que trasciende la idea de ciudadanos “neutros” sin sexo establecida a inicios de la modernidad (incluso cabe reflexionar sobre el estatus de ciudadanía para adolescentes, niñas y
Acciones

En los partidos, sindicatos y parlamentos se han aplicado diversas modalidades de acción afirmativa. Algunos de los ejemplos más comunes son las mal llamadas “cuotas de género” porque son porcentajes de representación por sexo para favorecer el acceso de las mujeres a cargos de elección popular y equilibrar la participación en estos espacios; también existen las listas de partido alternadas por sexo para ocupar lugares de decisión; que las mujeres preferentemente sustituyan a otras que previamente ocuparon cargos directivos o puestos públicos; destinar recursos para propaganda o capacitación en liderazgo para las mujeres que participan en partidos políticos.


En otros ámbitos existen las becas educativas, porcentajes obligatorios de plazas de trabajo para grupos en situación vulnerable, líneas de crédito especial o incentivos fiscales para empresas que contratan mujeres; iniciativas legales para que no se discrimine a las mujeres del acceso al crédito directo o a la capacitación para el emprendimiento, etcétera. En suma, el objetivo de estas acciones es crear medidas innovadoras, temporales que logren un resultado inmediato en la corrección de la desventaja o desequilibrio. Habría que reflexionar, si por ejemplo una acción afirmativa sería incentivar una mayor participación de los hombres en el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos.


Descripción

Estas acciones parten de reconocer la importancia y el papel que juegan los estereotipos y los roles de género, así como las necesidades, actividades e intereses específicos y diferenciados entre hombres y mujeres para lograr resultados igualitarios, reconociendo la existencia y el valor de las diferencias, más no las desigualdades, como un elemento indispensable en el logro de ciertos resultados sociales.

 

Se les denomina acciones de género porque su diseño e implementación incluye acciones diferenciadas para mujeres y hombres pero tendientes al logro de un mismo resultado.

Acciones

El diseño y la ejecución del programa de prevención y atención de la Diabetes Mellitus es un ejemplo de estas acciones al aplicar una política de información y comunicación diferenciada para mujeres y hombres. Ver Incorporación de la perspectiva de género en los Programas Prioritarios de Salud: El caso de prevención y control de la Diabetes Mellitus en México.

 

Se conciben como acciones integrales que además de atender las necesidades básicas de mujeres y hombres, tienen siempre en la mira el impulso del empoderamiento de las mujeres al tiempo que promueven el cambio de las masculinidades. El caso de acciones preventivas y de atención a la violencia contra las mujeres podrían ser consideradas ejemplos prototípicos de este tipo de acciones.


Transversalidad e institucionalización

Descripción

En la IV Conferencia Internacional de las Mujeres celebrada en Beijing (1995), se cristalizaron nuevos términos para referirse al tipo de políticas de igualdad que podían implementarse. En inglés se acuñó el concepto “gender mainstreaming” cuyo significado alude a la corriente principal de una política, es decir al cuerpo central de ideas, conceptos supuestos y actividades. Su traducción al español ha sido mediante dos términos que están estrechamente ligados. Se trata de las nociones de transversalidad e institucionalización. No obstante, en nuestro idioma estas visiones aluden a procesos distintos. El primero se ha conceptualizado como un método de planeación horizontal que busca trastocar aspectos claves de una política para garantizar que sus resultados eviten sesgos androcéntricos y sexistas que pueden discriminar a las mujeres del acceso a recursos o del ejercicio de sus derechos. Y el segundo, alude a la permanencia o “fijación” de los cambios incorporados en las políticas, de tal suerte que podemos afirmar que un proceso ha sido institucionalizado cuando las acciones no dependen de una persona sino que forman parte las rutinas de una organización. Estas sutilezas en los significados de ambos conceptos, los mismos están estrechamente relacionados y en la jerga común con frecuencia nos referimos a ellos indistintamente, pues en definitiva hacen referencia a momentos diferentes de un mismo proceso.


La transversalidad se ha definido como “la integración sistemática de la igualdad de género, en todos los sistemas, estructuras, políticas, programas y procesos del Estado” (Rees, 2005). Bajo esta perspectiva se partió de suponer que las construcciones de género en torno a lo femenino y masculino están cristalizadas e imbricadas en las estructuras, normas, procedimientos y prácticas estatales. En consecuencia, se considera que las desigualdades emergen en estrecha relación con la construcción de la institucionalidad del Estado, ya sea porque éste las edifica a través de sus regulaciones y jerarquías ó bien porque reproduce desigualdades socialmente existentes, amplificándolas e imprimiéndoles nuevos significados (Connell, 1990). De ahí la importancia de transformar las estructuras de gobierno de todos los poderes del Estado.

  

Se dice que la transversalidad corre por dos carriles (Incháustegui y Ugalde, 2004):

  1. El eje de las políticas que busca impactar los procesos de gestión y de definición de los bienes o servicios que éstas “entregan” a la población;
  2. El eje de la cultura organizacional busca que la asimilación de la igualdad y la perspectiva de género sea adoptada como método de trabajo y análisis de los problemas públicos. Esto es lo que explica la aplicación de programas o acciones “de cultura institucional” como se denominan en nuestro país, cuyo propósito es modificar las capacidades, valores y prácticas organizacionales para trabajar con el género e incorporarlo en las rutinas y procesos de trabajo al interior de las instituciones públicas.

Acciones

Bajo este enfoque las acciones públicas implementadas se centran en generar las condiciones para actuar desde el Estado. Claros ejemplos de este tipo de políticas son el Anexo 12 del Presupuestos de Egresos de la Federación, la Ley Federal de Presupuestos, el Programa de Cultura Institucional y todas las acciones que se han venido realizando para generar sistemas de información e indicadores de género, capacitar y profesionalizar al personal de la Administración Pública Federal, entre otras.


Otra aportación que se deriva de este enfoque es la consideración de la intersectorialidad como una característica de las políticas de igualdad para responder de forma integral a los problemas de la desigualdad de género.


Hay quienes señalan que este más que ser un enfoque es una estrategia para la implementación de las políticas de igualdad y que sus resultados han tendido a la Evaporación de las políticas de los compromisos por la igualdad.

Si quieres conocer el estado que guarda la armonización normativa en materia de derechos humanos de las mujeres consulta el comparativo aquí.

 

Políticas ciegas

Cuando las políticas públicas no incluyen la perspectiva de género ni el principio de igualdad se consideran políticas ciegas al género. Según Kabeer (1994) estas políticas aunque parecen neutrales ya que utilizan categorías abstractas como “comunidad”, “fuerza de trabajo”, “pobres”, están implícitamente sesgadas en favor de lo masculino, pues se basan en dos premisas: a) los actores del desarrollo son masculinos y b) las únicas necesidades e intereses merecedores de atención son las de los hombres. Estas políticas no reconocen la desigualdad y reproducen las relaciones de género existentes y tienden a excluir a las mujeres de los recursos y beneficios del desarrollo.

Políticas consientes


Por el contrario, las políticas conscientes del género o lo que aquí hemos visto como políticas de igualdad asumen que los actores del desarrollo son las mujeres tanto como los hombres y que ambos son afectados de manera diferente, y a menudo desigual, por sus intervenciones. También reconocen que los roles y actividades de mujeres y hombres son diferentes y que, por tanto, ambos pueden tener distintas (y a menudo conflictivas) necesidades, intereses y prioridades. Mayores niveles de conciencia de género pueden llevar a quienes planifican las intervenciones a desarrollar distintos tipos de políticas y acciones como las ya estudiadas.

 

Actividad Foro


En este foro realizaremos un ejercicio colectivo de análisis de una política ciega al género.


> Objetivo


Que las personas participantes comprendan cómo se incorpora la visión de género en el diseño de una acción para la igualdad.


> Instrucciones


1. Revisa el caso de la política ciega al género, reflexiona y participa en torno a las siguientes preguntas:
¿Qué supuestos de acción se basan?
¿Ellos pueden conllevar a sesgos de género masculinos y cómo haríamos para transformarla en una política para la igualdad.?


> Criterios de evaluación

  • Que realices una reflexión profunda con base en el caso revisado y las preguntas
  • Participes en el foro por lo menos 2 veces
  • La claridad con la que expresas tus ideas, la redacción y la ortografía

 

 


Instituto Nacional de las Mujeres
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