3.1 Las políticas de igualdad
Es una obviedad señalar que las políticas de igualdad son un tipo específico de políticas públicas. Éstas son instrumentos a través de los cuales los gobiernos buscan cambiar una situación o resolver una problemática reconocida como "de interés público". Pueden adoptarse producto de la demanda ciudadana, la presión de grupos de interés, el cumplimiento de compromisos internacionales o como resultado de un diagnóstico que señale las aristas conflictivas de un determinado problema social. Las políticas públicas son procesos complejos en los que usualmente se distinguen fases de intervención y participan distintos actores.
De acuerdo con esta definición, la especificidad de las políticas de igualdad reside en su objetivo, el cual es eliminar las desigualdades de género y promover el ejercicio y garantía de los derechos humanos de mujeres y hombres sin distingos de ningún tipo. Su puesta en marcha implica la ejecución de medidas compensatorias tendientes a eliminar discriminaciones por sexo que limitan a mujeres y hombres la oportunidad de acceder y desarrollarse con igualdad en cualquier ámbito: político, social, económico, cultural, afectivo, educativo. La concreción de este tipo de acciones implica incorporar en la metodología de la planeación de las políticas públicas, la perspectiva de género.
El principio que rige estas políticas es la IGUALDAD SUSTANTIVA y por lo tanto sus acciones:
- Deben promover el cambio cultural y la eliminación de los estereotipos de género,
- Garantizar el EMPODERAMIENTO de las mujeres dotándolas de recursos económicos, habilidades y capacidades para participar y tomar decisiones en la economía, la política y en sus vidas,
- Promover la transformación de las masculinidades tradicionales,
- Transformar los roles de género de mujeres y hombres provocando la corresponsabilidad en la familia y en las tareas domésticas,
- Erradicar la violencia basada en el género,
- Orientarse en apego estricto a los derechos humanos y utilizar una metodología de transversalidad y cambio organizacional.
Para acercarnos a la comprensión de este tipo de políticas, podemos utilizar las categorías de “análisis” que la Ciencia Política ha desarrollado para comprender el vasto mundo de las políticas públicas. Por ello, te invitamos a revisar la siguiente información:
Los antecedentes de estas políticas se remontan a la década de los setenta cuando empezaron a desarrollarse los primeros programas hacia las mujeres.
Durante los años ochenta y noventa se realizaron un conjunto de conferencias internacionales que fueron delimitando la agenda internacional y un conjunto de directrices han ido estableciendo la ruta que los Estados deben seguir para implementarlas.
Te invitamos a consultar los siguientes materiales:
Documento
Resumen de Conferencias Internacionales de YamilethEn nuestro país, las políticas de igualdad están normadas por la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres. En este instrumento se establecen las obligaciones para los distintos ámbitos y poderes del Estado y los objetivos a los que deben aspirar las acciones para la igualdad.
A partir del 2011 que se aprobó la reforma constitucional en derechos humanos, las convenciones y tratados internacionales también son parte de nuestras obligaciones constitucionales. Por ello, la CEDAW y la Convención de Belém Do Pará son referencias que debemos considerar ya que establecen consensos internacionales que nuestro Estado debe cumplir y reportar ante instancias internacionales los avances, logros y desafíos.
Te invitamos a consultar los siguientes materiales:
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Documento
Ley general para la igualdad entre Mujeres y Hombres
Un error generalizado es considerar que las políticas de igualdad son “asunto exclusivo de mujeres” y por ello, los gobiernos e instituciones públicas se limitan a realizar cursos de capacitación, platicas y/o regalar flores por ejemplo, el 8 de marzo, día internacional de las mujeres. Pero esta es una concepción errónea. Las políticas de igualdad priorizan la intervención en las mujeres porque son éstas las que ocupan un lugar de desventaja en el marco de las desigualdades sociales, pero la visión que las orienta debe provocar un cambio en los estereotipos, las relaciones de género y en la construcción de la masculinidad.